Hermandad de Paz y Caridad de Ronda

 las hermandades y cofradías dedicadas a los reos de muerte.

A veces la casualidad hace que nos encontremos inesperadamente con documentos muy curiosos que nos aclaran los orígenes de muchas de nuestras tradiciones.
Ese es ciertamente el caso que nos ocupa, pues leyendo en el libro "y les dieron garrote, de Francisco José Fernández cruz y Marisa Smith, dedicado a exponer algunos casos de la cronica negra española, me encuentro con una sección dedicada a la fundación de varias cofradías y hermandades dedicadas a dar asistenncia a los condenados a muerte y ayudara sus familiares.
   
 Estas instituciones nacieron para hacer frente a los problemas de la sociedad de forma solidaria. Encuentran su razón de ser en situaciones  de guerra, hambre pestes, en la enfermedad, así como lo relacionado con la muerte, como el entierro, o los actos religiosos. Por ello encontraron buen caldo de cultivo en la edad media.
 un doble motivo anima a formar parte de ellas. Por una parte la salvación eterna a nivel religioso, y por otra, la seguridad de que si colaboraban con estas en caso de pasar alguna situación de necesidad, las cofradías vendrían en su auxilio y el de sus familias.
 Este fenómeno se dio en toda España, aunque nos referiremos brevemente a las asentadas en Madrid  y mas brevemente  a las ubicadas en Ronda.
   Archicofradía de Caridad y Paz (Madrid).
 ésta fue fundada por los reyes Don Juan II y su esposa Doña María de Aragón, en el año 1421. Estableciendo su sede en la iglesia de la Purísima Concepción de Santa María. Su finalidad será emplearse en la sepultura a los ajusticiados y a los pobres muertos que se encontraron por los caminos de esta corte.
 La Cofradía de la Paz tomó su nombre como consecuencia de la paz a la que llegamos con Francia gracias al matrimonio entre Don Felipe II y Doña Isabel devaluar, a la postre hija de Enrique II de Francia.
 Fundada en 1565 tuvo su sede en el hospital del Santo job.  Especializado el asistencia de tísicos y enfermos contagiosos. Ubicado en las proximidades de la cárcel de la corte, al lado de la plaza mayor. Posteriormente se trasladó a la parroquia de la Santa Cruz, coincidiendo allí con la de la Caridad. Al principio la coexistencia fue problemática, hasta que ambas se fusionaron en la cofradía de esta Sra. De la Caridad y de la Paz.
 Alcanzó el título de archicofradía por bula  del papa pío sexto en el año 1784. A partir de entonces toma el nombre de real y primitiva archicofradía de Nuestra Sra. De la Caridad y la Paz. Ratificado por ambas cofradías en 1797. Desde entonces toman como propias las funciones de dar asistencia la a los reos de la justicia, y dar  y dar tierra sagrada a los cadáveres.
 la cofradía de la Soledad.
 Fue fundada en el convento de la victoria de Madrid asistida de los llamados frailes mínimos, al considerarse ellos mismos los más pequeños de los frailes. No en vano, fueron fundados por San Francisco de Paula en Italia. La fecha de fundación fue el 21 de mayo de 1567. Y esta colaboraba con los frailes mínimos, participando con ellos en la recogida de los cuerpos de los cadáveres de los ajusticiados en los caminos de la ciudad para después enterrarlos en los terrenos del convento.
 La cofradía de la Concepción.
 Fue fundada en Madrid por Doña Beatriz Galindo, apodada  la latina, en fecha 10 de agosto de año 1525, en el hospital de la Concepción, que ella también había fundado. tenía entre sus obligaciones fundacionales, que el rector del hospital tuviese noticia por el alcaide de la cárcel, de cuando se ponía un reo en capilla para ser ajusticiado. El rector, con otros seis clérigos en sobrepelliz  y con 50 Hermanos cofrades precedidos de la cruz, le  asisten y socorren,  en los momentos previos a la muerte.  con carácter previo será  incluido como  , Hermano de la cofradía a fin de que pudiera gozar de las bendiciones apostólicas y gracias que las bulas e indulgencias, están concedidas a los Hermanos de la Concepción. Doña Beatriz legó A su cofradía 500 maravedíes de censo perpetuo para que sE costearán los gastos de asistencia y acompañamiento a los reos.
 Forma de actuación de estas cofradías y hermandades.
Salvando las diferencias que entre unas y otras se daban y sus diferentes momentos históricos, plasmaremos a modo de ejemplo, los ritos que seguía   la cofradía de la Caridad y Paz en sus sede de la parroquia de Santa Cruz.
 Una vez recibida la noticia del tribunal sentenciador se ponían en la iglesia un elemento llamado “tablilla”, donde se fijan las indulgencias que se podían ganar por las personas que rezasen oraciones, o dieren limosnas que sirviesen de auxilio a los reos. Dicha  tablilla no se retiraba hasta que se hubiese llevado a cabo la ejecución.
 El mayordomo mayor y el tesorero eran los encargados que entraban en la capilla del reo a fin de darle sosiego y consuelo, así como vino y dulces. La tarde anterior, el mayordomo nuevamente acompañado del tesorero y otros mayordomos tomaban  todos sus datos personales para que pudiese ingresar como Hermano de la cofradía, a fin de que pudiesen recibir la totalidad de las indulgencias concedidas por el Papa a los Hermanos de la archicofradía.
  También se interesaban en conocer si el reo tenía deudas para proceder a su pago con el montante recibido de las limosnas.
 Así mismo, también se tenía en cuenta si tenían alguna promesa pendiente, o si pretendían que alguna parte de lo recaudado se entregara a algún miembro de su familia.
Dos religiosos de la Compañía de Jesús eran los que normalmente asistían a los reos en capilla, de ahí su nombre de “Padres carceleros”. El día de la ejecución, los Padres Carceleros rezarán y platicarán desde las escaleras del cadalso. El día de la ejecución los mayordomos capitaneados por el mayordomo mayor harán peticiones con las 22 cajas de la cofradía, en las cuales figuraba la leyenda “Caridad y Paz”.
 En la Plaza Mayor, en las proximidades del cadalso, se pondrá una mesa con un paño,  sobre ella una cruz,  una bandeja, un cofrecillo, el hábito para amortajar   al reo y la bula de difuntos que la cofradía había preparado para este .
 Este era vestido con un manto negro si era acreedora garrote y si la muerte fuera por ahorcamiento, el atuendo consistía en un saco blanco con gorra azul y cruz blanca.
 a la hora de salida del condenado la cofradía ya está preparada para salir en procesión.
 Llegados a la cárcel esperan al reo, acompañándole hasta su destino final. si se diese   el supuesto de que fuera más de un reo, la procesión se dividirá para que cada uno de ellos se acompañado por un mayordomo. si el reo por terror hubiese de ser arrastrado esta situación no se consentirá. Los Hermanos  lo meterán en un saco Serón y   le trasladarán en volandas.
 Llegados al patíbulo, le darán a besar un crucifijo.
 ejecutada la sentencia las campanas de la parroquia de Santa Cruz comienzan a tocar y no pararán hasta que la procesión no regrese a esta. Esa misma tarde, el mayordomo mayor pasará a costear los gastos del entierro. Si la muerte fuera por garrote, el abono se realizaráen  la parroquia de San Miguel. A toque de oración se reunirán en el patíbulo el ejecutor de la justicia y la cofradía, para recibir de manos del primero el cadáver. Procediéndose a amortajarlo  con el hábito de San Francisco y la bula de difuntos en las manos.
 terminado el entierro, la procesión regresa rezando el miserere a la iglesia de Santa Cruz, donde se lleva a cabo un responso ante las imágenes de nuestra Sra. De la caridad y de la paz.
En Ronda, la reorganización de la Cofradía de la Vera Cruz a finales del siglo XX, se vio pronto reforzada con la unión de la Venerable Hermandad de Paz y Caridad establecida inicialmente en el antiguo Hospital de la Caridad –hoy convento de la congregación religiosa de las Hermanas de la Cruz– y desde el XIX en la iglesia del que fuera convento hospitalario de San Juan de Dios. Fundada desde 1490, esta Cofradía tenía por objeto asistir a los reos en capilla, pedir limosna para hacer bien por sus almas, conducirlos hasta el lugar del suplicio y auxiliarlos en todo lo que necesitaran, hacer cumplir sus disposiciones testamentarias, bajar sus cadáveres del patíbulo y sepultarlos cristianamente, así como cuidar de la educación de sus hijos si es que los tenían. Del mismo modo, los hermanos debían asistir el Viernes Santo a la procesión del Santo Entierro, socorrer con limosnas a los pobres de la ciudad y concurrir a los viáticos y sepelios de los hermanos enfermos y fallecidos.

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