EPIDEMIAS EN RONDA SIGLO XIX
El cólera morbo asiático fue una de las epidemias más devastadoras que azotó Europa en el siglo XIX, y Ronda no fue la excepción. Esta enfermedad, causada por el Vibrio cholerae, llegó a la península Ibérica en 1833 y afectó gravemente a Andalucía, incluyendo la serranía de Ronda.
Primera gran epidemia (1833–1835):
Ronda fue el último municipio afectado en la provincia de Málaga, donde la epidemia finalizó el 18 de enero de 1835. En total, se registraron 32.368 casos en la provincia, con 8.073 defunciones.
Epidemia de 1855:
Esta fue otra oleada significativa en Ronda. El impacto fue tan profundo que se convirtió en un referente histórico local. El artículo de Juan Bosco Trigueros Galán describe cómo la ciudad enfrentó esta crisis, con escenas de sufrimiento, sacrificio y una lucha desesperada por contener la enfermedad.
Las respuestas sanitarias en Ronda frente al cólera morbo asiático en el siglo XIX fueron un reflejo de la lucha desesperada de una ciudad ante una amenaza invisible y letal. Aunque los conocimientos médicos eran limitados, se tomaron medidas que hoy nos parecen rudimentarias pero que marcaron el inicio de una conciencia sanitaria colectiva.
Según el estudio de Juan Bosco Trigueros Galán publicado por la Real Maestranza de Caballería de Ronda, estas fueron algunas de las acciones destacadas:
Establecimiento de cordones sanitarios
Se intentó aislar la ciudad para evitar la entrada o salida de personas infectadas. Aunque no siempre fueron efectivos, mostraban una voluntad de contención.
Cierre de espacios públicos
Se suspendieron actividades en mercados, iglesias y escuelas para evitar aglomeraciones.
Desinfección y limpieza urbana
Se promovió la limpieza de calles y viviendas, aunque sin conocimiento del agente patógeno. Se usaban cal viva y vinagre como desinfectantes.
Aislamiento de enfermos
Los afectados eran trasladados a zonas apartadas o improvisados lazaretos, donde recibían atención básica.
Intervención de autoridades locales y religiosas
El clero tuvo un papel activo, tanto en el consuelo espiritual como en la organización de ayuda. Las autoridades civiles intentaban coordinar recursos, aunque con medios muy limitados.
Registro de casos y fallecimientos
Se comenzó a documentar la evolución de la epidemia, lo que permitió tener cifras como los más de 32.000 casos en la provincia de Málaga.
Estas respuestas, aunque primitivas, sentaron las bases para una evolución en la sanidad pública.
Aquí tienes una imágen del icónico traje con máscara de pico utilizado por los médicos durante epidemias como la peste bubónica. Este atuendo no es del siglo XIX como se suele pensar, sino que fue diseñado en el siglo XVII por el médico francés Charles de Lorme.
Este traje, aunque aterrador, fue uno de los primeros intentos de equipo de protección personal en la historia médica. Aunque no era eficaz contra la peste, reflejaba las creencias médicas de la época basadas en la teoría del miasma.