CINE DE LA MERCED DE VERANO
Los cines de verano no sólo fueron un una forma de ver películas, sino una necesidad. Y es que en aquellas salas de las primeras décadas del siglo pasado no existía refrigeración, lo que imposibilitaba la aglomeración del público en época estival por las temperaturas y los olores. Para no perder la clientela –ni los ingresos–, muchos empresarios crearon terrazas anexas a sus salas, a las que trasladaban las proyecciones desde mediados de junio a finales de septiembre, como es el
caso del Cine de la Merced.
En el recuerdo de muchos rondeños perdurarán aquellos cines de verano como el "Corralillo", el Cine
Cristina, Cine Arunda. Y en el origen de todos aquellos, ya desaparecidos, la Plaza de Toros.
La época dorada de los cines de verano se produjo entre los años 50, 60 y 70 del pasado siglo.