LOS EXPÓSITOS EN RONDA
No sabemos a ciencia cierta si antes del siglo XV existirían en nuestra ciudad casas o instituciones de carácter público o privado dedicadas a asilar a los niños y niñas huérfanas de nuestra ciudad.
Una vez Ronda es reconquistada, los Reyes Católicos fundan en esta ciudad el Hospital Real bajo la advocación de Santa Bárbara. Este contaba en sus inicios con una pequeña capilla, las celdas para los monjes y varias estancias dedicadas a hospital, comedor y asilo.
Tras varias décadas de uso y en un lamentable estado de conservación, el año 1683 tomaron posesión del edificio los hermanos hospitalarios de San Juan de Dios por petición del Ayuntamiento al propio poder real. Éstos construyeron una nueva enfermería, reformaron la capilla y arreglaron el hospital en general entre finales del siglo XVII y buena parte del XVIII.
Con la ocupación de las tropas napoleónicas de nuestra ciudad los hospitalarios van a ser expulsados de este edificio, pero tras la contienda y con el restablecimiento del orden real volverán a nuestra ciudad y será el cabildo de esta el que les encomiende la creación y mantenimiento en este edificio, junto con el hospital, de una Casa Cuna para los niños huérfanos.
Como contrapartida los frailes se comprometían a atender a los empleados de la Casa Consistorial en caso de enfermedad.
La realidad es que el edificio estaba en tan mal estado tras la ocupación napoleónica, que el prior del convento eleva una queja a las administraciones públicas:
"Manifiesto que á los vecinos y habitantes de la ciudad de Ronda hace en nombre de su comunidad el R.P. Prior del Convento Hospital de Santa Bárbara, Orden
de N.P. S. Juan de Dios de la misma, para demostrar el estado en que se hallaban los establecimientos de beneficencia que estaban á su cargo, desde 19
de febrero de 1818, en que por Real Provisión del extinguido Consejo de Castilla se restituyó á dicha Orden la administración de su Hospital, y de la Inclusa
de niños expósitos".
A estos niños anónimos había que ponerles un nombre, y para ello generalmente , en los propios orfanatos se habilitan fórmulas alternativas como la de poner a los niños el nombre del santo del día, el de la persona que le hubiese encontrado o el de aquella que ejerciera las labores de tutor. Aunque el mas común era el de apellidarse Expósito(Expuesto). Era como la señal que denominara el origen de huérfano de esta persona, y a través de otras generaciones los señalaría como descendientes de un niño criado en una inclusa.
Aun asumiendo su evolución en el tiempo y que hubo personas que lo cambiaron por otro, se estima que en la actualidad casi 12.000 españoles comparten el apellido "Expósito", destacando algunas provincias como Lugo o Jaén en las que llega a ser uno de los cien más habituales. Se estima que a lo largo de su historia sólo los tres hospicios de la provincia de León acogieron a unos 50.000 huérfanos, muchos de los cuales salieron de ellos apellidándose de esta forma.
Muchos niños y niñas deciden cambiarse de apellido. Sin embargo hasta el año 1921 la ley no establecerá expresamente que estos expedientes sean gratuitos, limitándose con ello tal opción.
En el año 1958 el reglamento del Registro Civil, en su artículo 191, obliga a las madres solteras a colocar un nombre para el padre de la criatura con el objetivo de "salvar su decoro". Finalmente, en julio de 2005, el Consejo de Ministros aprueba la nueva regulación sobre filiación cerrando desde el punto de vista legislativo esta discriminación.
Dependientes básicamente de rentas públicas y donaciones para la beneficencia, las "Casas de Expósito" pretendían cubrir las necesidades fundamentales de aquellos niños proporcionándoles un hogar, una educación y en lo posible unas aptitudes profesionales que les permitieran en el futuro valerse por sí mismos.
La plantilla de estas instituciones estaba vinculada con frecuencia, como podemos apreciar en nuestra ciudad, a alguna orden religiosa. Destacando su administrador, los celadores, las llamadas "amas de leche" encargadas de amamantar a los lactantes, las "amas de cría" responsables de su crianza, el médico a quien por ley se le exige "reconocer, vacunar… y hasta colocar en aislamiento a los que padezcan coqueluche (Tos compulsiva que afecta a las vías respiratorias superiores y que sólo padecen los seres humanos), garrotillo (Difteria), sarampión o sífilis", los "maestros de oficio" pendientes de la formación de los niños y adolescentes, Y es que éste, precisamente, era otro de sus objetivos añadidos: la capacitación laboral.
La inclusa de Ronda pasaría a lo largo de su existencia en el Hospital Real (También denominado de Santa Bárbara hasta su cierre. Después se crearía uno nuevo en la zona del "Mercadillo", que así mismo llevaría
el mismo nombre que su antecesor, y que hoy se encuentra convertido en centro de salud) por numerosas vicisitudes asta su clausura.
Con la llegada a Ronda de la Congregación de San José de la Montaña y Madre de Desamparados, se retoma la asistencia de nuevo a los menores con problemas familiares como: Hijos de padres drogodependientes o que se encuentran cumpliendo condena en
un centro penitenciario, menores que tienen sentencias de alejamiento... y por supuesto a los Huérfanos.