EL DESIERTO DE LAS NIEVES


Imagen de la Virgen de las Nieves

Lienzo situado en la parroquia del Espiritu Santo y que procedía del santuario del desierto carmelita.
La historia de los eremitas o ermitaños, creyentes que deciden vivir su fe casi en total soledad da comienzo en el siglo IV, cuando el emperador romano Constantino deja de perseguir a los cristianos.
A partir de esos momentos, los seguidores de Jesús de Nazaret que deciden vivir en soledad marchan hasta los desiertos de Siria y Egipto para orar y meditar. Y así lo harían, morando en cuevas (Los ermitaños de San Antón lo harían en Ronda, en las cuevas del mismo nombre), en chozas, y en tiempos posteriores, sobre todo a partir de la Edad Media, habitarían en celdas de piedra y adobe.
En los siglos XVI y XVII aparecerían los "desiertos", denominados así posiblemente, para rememorar los primitivos lugares donde se ubicaron. Eran estos, unos terrenos delimitados por muros, alejados de cualquier núcleo urbano, en donde se asentaban varios anacoretas.
Cada uno de estos vivía en una celda aislada de las otras y compuesta de una sola estancia. En su interior, un camastro, una cruz, un infiernillo, unos toscos utensilios de cocina, una cántara con agua, y sobre una mesilla, una calavera, como símbolo de lo efímero de la vida.
Al lado de cada una de estas había un huerto que el ermitaño cultivaba para su provecho. Así mismo, poseían ganado y aves de corral con el mismo fin.
En otro lugar se asentaba el edificio comunal. Este constaba de una capilla y una sala de reuniones. Generalmente adjunto a la capilla se encontraba el cementerio.
Un ejemplo de lo anteriormente descrito, lo tenemos en Córdoba. Enclavado en plena Sierra Morena nos encontramos con el denominado Desierto de Belén.
Pero si queremos visitar uno de estos "desiertos" no tenemos que ir hasta ese lugar.
Enclavado en pleno corazón de la Serranía de Ronda, en el "parque Natural de la Sierra de las Nieves, entre las poblaciones de El Burgo y Yunquera, se encuentra el Desierto de las Nieves, denominado así por el lugar de su emplazamiento.
Este, se encuentra en el término municipal de Yunquera y parcialmente, en el de el Burgo. Para acceder a este hay que hacerlo por el punto kilométrico 27 de la carretera que une Yunquera con el Burgo, punto de donde parte una pista forestal paralela al arroyo de La Fuensanta que atraviesa esta finca, el paraje Los Pechos y que tras recorrer 9,2 kms. concluye en la finca Los Sauces, donde se encuentra una de las dos puertas en la cerca del desierto.
Los orígenes de este, se encuentran en una leyenda que la antropología ha conocido de forma recurrente en diversos lugares y momentos: la aparición de la Virgen a un pastor. Tenemos constancia material de la existencia de una ermita dedicada a una imagen mariana en los restos arquitectónicos conservados próximos a la entrada a este recinto, que se remontan, según unas fuentes, a 15174, y según otras, a 15505.

Un personaje denominado Pedro Pecador ( Al parecer nació en 1.500, y falleció en 1.580), construyó una choza junto a la ermita donde residió. Se dice, que este obtuvo del pontífice Pablo III licencia para fundar una comunidad con obediencia a un hermano mayor y al obispo.
A pedro se le sumaron otros ermitaños, como Pedro Ugarte (Nacido en 1.510 y fallecido en 1.582), quien a la muerte de su esposa se retiró a una de las cuevas cercanas, y posteriormente Juan de Garibay y Antonio de Luna.
Habitaban en cuevas y subsistían del cultivo del huerto y las limosnas de quienes visitaban la ermita. Con el producto de la caza pagaban el estipendio al sacerdote que cada domingo se desplazaba hasta el lugar para decir misa. De la imagen mariana únicamente sabemos que en 1570 viajó hasta Sevilla para ser restaurada.
A esta primera generación de ermitaños le sucedieron otros de comportamiento algo dudoso y menos edificante, por lo que el obispo García de Haro ofreció el enclave a la orden del Carmen Descalzo, cuyo provincial, P. Antonio de Jesús, lo visitó y aceptó la propuesta.
La toma de posesión tuvo lugar el 26 de febrero de 1.593, y el acta de donación incluía, además de la ermita, la imagen y sus ornamentos, las tierras circundantes, casa cocina, colmenas, 232 cabras, machos, arreos para el ganado y media docena de perros mastines.
Los primeros religiosos carmelitas descalzos que habitaron el lugar fueron Fr. Diego del Stmo. Sacramento, Fr. Bocardo de San Pedro, Fr. Baltasar de Jesús y Fr. Juan de los Ángeles. Como la experiencia resultó satisfactoria, el general de la orden, P. elías de San martín, visitó el lugar en 1598 otorgándole el visto bueno definitivo, nombrando como primer vicario del ya desierto carmelita a Fr. Alonso de San José.
el prior eligió un promontorio desde el que si divisaba la ermita, el huerto, la viña y el olivar como el emplazamiento idóneo para la construcción del edificio comunal.
En cuanto a la construcción del santuario o capilla, y según la documentación que existe sobre este evento, en 1599 tuvo lugar la ceremonia de puesta de la primera piedra.
Se Dice que cuando se abrieron los cimientos se colocó un pedestal con una cruz grabada en la esquina del camino que iba hacia el Burgo, y que así mismo se introdujo una moneda de real de a cuatro.
A los cinco meses del inicio de las obras, los primeros religiosos se marcharon y, de forma progresiva fueron sustituidos por una comunidad estable.
en el año 1600 se acotaron los límites del desierto tomando terrenos cedidos por Málaga y Ronda más una pequeña porción de el Burgo. en total fueron unas setenta hectáreas las que se consignaron en las escrituras de propiedad.

La iglesia, las salas contiguas y la cerca se terminaron de construir en el año 1604, procediéndose a trasladar la imagen desde la primitiva ermita a esta.
en el patio se erigió un altar a la Virgen de la Paz.
En 1605 el lugar fue declarado oficialmente desierto de la orden carmelita, nombrándose prior a Pedro de la madre de Dios. en el año 1609 ronda cedió el terreno del camino interior de la cerca y su arboleda para así incrementar su aislamiento. En 1612 se le añadieron 4 nuevas fanegas, con lo que el desierto alcanzó su definitiva extensión superficial.

A continuación se procedió a la construcción de las ermitas a las que debían retirarse los religiosos, que fueron 10, luego ampliadas hasta 13. Cada una de ellas tenía una advocación religiosa relacionada, bien con las devociones carmelitanas, bien con la tradición eremítica. La primera en construirse fue la de la Ntra. Sra. del Carmen (1606), y las de San elías y San José (1607), aunque la primera de ellas hubo de reedificarse en 1677 cambiando su dedicación a Sta. mª. magdalena. Por orden de antigüedad le siguieron las de San Nicolás (1613) y Santa Ana, San Andrés (1619) y San Juan evangelista (1625). en 1630 se construyó la del Niño Jesús, Santa Águeda en 1655 y después la de San Juan de la Cruz, que se comenzó en 1697 y se terminó tres años más tarde. La última cuya construcción está documentada fue la de Santa Teresa, en 1713.

En lo alto de un risco se hallaba la ermita denominada del Castigo o del Hermano Francisco, en la que se recluía a los religiosos que debía purgar alguna falta.

Algunos personajes ilustres de aquella época colaboraron con sus donativos para la construcción y el mantenimiento de esta causa. Así, nos encontramos con el marqués de Estepa, Adán Centurión, quien además pasó algunas temporadas en el "desierto". Igualmente la dedicada a San Nicolás fue sufragada por el fraile carmelita fray Juan de Jesús maría, originario de Lorca (murcia).
en otros casos se instituyeron misas perpetuas y obligaciones, como era costumbre hacer para financiar la construcción de templos y conventos.
en 1634 se acordó la colocación del escudo de armas de la familia Zapata en la puerta del desierto y en el altar mayor de la iglesia, testimonio de su patronato.

entre los “huéspedes” conocidos del Desierto de las Nieves se encuentra Miguel de mañara, cuya vida real fue falseada y mitificada durante la época romántica. Pero si es cierto que mañara y su esposa pasaban una temporada de descanso en montejaque (donde Jerónima Carrillo, su esposa, poseía casa solariega), cuando unas fiebres le arrebataron la vida. mañara, abatido y aconsejado, pasó seis meses en el Desierto, y muchos achacan a este retiro la transformación espiritual que experimentó y que le llevó a impulsar a la Hermandad de la Caridad de Sevilla desde el cargo de hermano mayor.
La vida en el desierto desde sus inicios como comunidad carmelita se tuvo que regir con unas normas que dirigieran la vida conventual. Para ello se adoptaron las Reglas del Desierto de El Borlaque, dirigido por un prior que ostentaba el cargo por 3 años reelegibles.
Esta regla establecía en 24 el número máximo de integrantes de la comunidad, 20 religiosos de coro y 4 sacerdotes, aunque podía superarse este número solo para estancias temporales. Los religiosos vivían solitariamente en las ermitas, aisladas y alejadas unas de otras, Como relatamos al principio, aunque en momentos determinados hiciesen vida comunal, especialmente para el culto religioso (Por ejemplo, la Eucaristía).
la vida del eremita se basaba en 3 pilares fundamentales :
a. Perpetuar las ansias teresianas de triunfo de la iglesia y la santidad de sus ministros
b. obtener un equilibrio entre contemplación y actividad.
c. La santificación del religioso ermitaño.
La propia Teresa de Ávila recomendaba a los religiosos que tuviesen “ermitas en sus huertas donde pudieran retirarse para hacer oración a imitación de nuestros santos padres”.

Fue tanta la fama que adquirió el desierto, que no tuvieron mas remedio que a hacer uso de una lista de espera para las personas que querían acceder a este.
Se comentaba que su biblioteca llegó a ser notabilisima.
Pese a su vocación de aislamiento, en circunstancias excepcionales, como calamidades públicas, se desplazaban hasta ciudades, como hicieron en málaga con motivo de las epidemias de 1637 y 1649 o Antequera en 1647. También la imagen se trasladó a localidades cercanas, como el Burgo, hasta donde se desplazó con motivo de las sequías de 1637 y 1649, lo que motivó que en 1780 la Virgen de las Nieves fuese declarada patrona de esta localidad y que cada 5 de agosto se celebre una romería en esta localidad.
Se deduce que el desierto funcionaba como otros conventos de la época, siendo así que los habitantes de la serranía y las poblaciones cercanas encargarían misas en su iglesia.
Su decadencia comenzaría tras la invasión napoleonica de la península, pues el lugar fue abandonado por los ermitaños.
Fueron los guerrilleros procedentes de Ronda y Yiunquera quienes  se ocultaron entre las edificaciones del desierto, creando en este una especie de cuartel.
De la tragedia allí ocurrida a estos serranos dan fe las crónicas que hablan del cerco al que las tropas francesas sometieron a los ocupantes del desierto tras ser descubiertos. Los "gabachos" (Como popularmente se les conocía), ofrecieron perdonar la vida a aquellos que se rindieran, aunque nada mas alejado de la realidad. Cuando entregaron las armas fueron atados y fusilados todos.
el Padre Fernando de montilla rogó ser el último para tener ocasión de administrar auxilios espirituales a sus compañeros. Fue fusilado en último lugar, de rodillas y al grito de “¡Viva la religión! ¡Viva España. posteriormente excavaron una fosa y los enterraron.
Este religioso había tenido en la vida seglar el nombre de Gurmensindo Flores merino, era natural de montilla y había tomado los hábitos en el convento de Sevilla el 1 de febrero de 1802, a la edad de 16 años, profesando al año siguiente. Su muerte adquiere tintes heroicos, como los de tantos que entregaron su vida en una causa justa.
el Desierto de las Nieves, abandonado como estaba, volvió a desempeñar un modesto protagonismo algo más adelante, cuando el edificio comunal o convento fue utilizado como cuartel general del general Ballesteros entre los días 17 y 22 de febrero de 1812.

Tras la marcha del ejército invasor en ese año, los establecimientos religiosos en general fueron incorporándose a la normalidad. en el caso del Desierto de las Nieves el nuevo periodo de vida religiosa fue breve, pues en 1836, afectado por las leyes de desamortización, fue subastado y pasó a manos privadas. el último guardián del convento fue Fray Juan de Santa Bárbara, quien se secularizó y volvió a su localidad natal, Casarabonela, donde ejerció como párroco y conservó los vasos sagrados procedentes de la sacristía del convento de las Nieves, que desaparecieron en el asalto del templo en 1936. otros muebles y ornamentos de la iglesia de las Nieves fueron repartidos por los pueblos de alrededor.
Es así, como en la iglesia del espíritu Santo de ronda se conserva un lienzo de carácter devocional, fechado en 1727, que procede de la iglesia del desierto y que se trasladó aquí tras la desamortización. representa a la Virgen de las Nieves y a sus pies una representación del desierto, evidentemente idealizada. Las campanas del santuario, según recogen algunos documentos, son las que hoy están en el Ayuntamiento de el Burgo.
Un informe de 1959 calificaba al convento de ruinoso, por lo que sus propietarios procedieron a habilitar viviendas en el mismo. De las ermitas, ya entonces únicamente quedaban restos de nueve de ellas.
el problema de la sustentación y mantenimiento de este lugar, aparte de encontrarse en una propiedad privada, está en su propia naturaleza y en la accesibilidad hacia el lugar donde se ubica. Una hipotética reconstrucción obligaría a reinventar gran parte de lo hoy inexistente.
Caso distinto es el del edificio conventual,que según nos informan, es mantenido por los actuales propietarios, que no solo han realizado nuevas construcciones adosadas o han remozado las partes antiguas, sino que han sustituido las cubiertas cada vez que ha sido necesario e incluso han rellenado algunas de las grietas ocasionadas por terremotos a finales del siglo XIX, como la que afectaba a la cabecera de la iglesia.
Por otra parte, podría seguir el ejemplo del desierto de Belén de Córdoba, o el de Las Batuecas, a los que se le ha devuelto su primitiva apariencia, pero volvemos a toparnos con los inconvenientesque antes hemos citado.

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