Para conocer nuestra historia podemos acudir a varias fuentes ( geología, arqueología, documentos....etc. ), y la transmisión oral. No pocos acontecimientos se han perdido en el tiempo por pasar inadvertidos, o por parecerles nimios a los cronistas e historiadores locales.
Todo lo que a continuación se expone es fruto de la charla mantenida con una rondeña, que a pesar de haber nacido en el año 1.913 (97 años de edad), mantiene vivos en su memoria hechos acaecidos en Ronda prácticamente durante el último siglo.

1ª Parte La cuesta de las imágenes

Ronda se puede dividir en tres partes perfectamente delimitadas, que son: "el mercadillo", "la ciudad" y "el barrio". La primera es la más extensa y la de más crecimiento y las otras dos configuran el casco histórico de Ronda. El nexo de unión entre "el mercadillo" y "la ciudad" es de todos conocido: es el "puente nuevo". Obra del arquitecto José Martín de aldehuela, y que enclavado en la garganta por la que transcurre el río Guadalevín, es una de las estampas más clásicas de nuestra ciudad. El siguiente nexo de unión es el que une "la ciudad" con "el barrio, y que no es otro, que la citada "cuesta de las imágenes".

Esta calle une el arrabal alto con la medina y su desnivel era más pronunciado de como lo conocemos actualmente. Está flamqeada ( mirando hacia el Barrio) en la derecha por el farallón en cuya parte superior se emcontraba el Castillo del Laurel (dinamitado por los franceses antes de abandonar Ronda) y por la izquierda por un desnivel que está protegido con un murallón y unos miradores. En los años 20 del pasado siglo ese murallón era más alto, carecía de miradores y pese a su lamentable estado de conservación, aún tenía adosadas unas columnas que parecía que por su posición y distribución, soportaran un techo avopedado. En estas había pintadas unas imágennes que en aquellas épocas algunos interpretaron como de santos y otros como de ángeles..

Es de suponer que, entre el suelo terrizo, el paso de las caballerías, los carruajes y la interperie, que se decidiera antes de 1.925, derribar la parte que fuese peligrosa para los transeuntes, decidiendose poco después por hacer una especie de barbacana que años más tarde fué profundamente remodelada.

De aquella estructura solo ha llegado hasta nuestros días el nombre, lo demás ha desaparecido. Creemos que esta pared no era más que parte de la muralla que protegía la ciudad y que finalizaba en el barrio dando lugar a la puerta de Almocábar. En cuanto a las pinturas que decoraban este pasaje, podían ser de origen religioso o profano, por lo que es muy difícil deducir la causalidad de las mismas.

 

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