Cartas de Tiburcio Arnaiz

 FRACMENTO DEL TESTIMONIO DE LA MADRE MARIA DE CRISTO al P. HITOS (Superior de la residencia de Jesuitas cuando muere el P. Arnaiz y que pide testimonio a la madre de sus recuerdos del P. Arnaiz)

Nuestro  Santo Padre Arnaiz pasó por aquí el sábado día 3 de julio; venía de Granada y al llegar al torno a las 3 de la tarde y con bastante calor, le ofrecí un refresco el cual no aceptó por más que se lo supliqué; sólo me pidió agua para lavarse y después le pregunté si algo más quería, y con un acento dulce y penetrante me dijo; amor a Dios, y se retiró al confesionario para oír a las monjitas.

 

RETAZOS DEL TESTIMONIO DE LA MADRE  MARIA DE CRISTO A D. ANTONIO GARCIA   
(PENITENCIARIO de MALAGA, PRIMER BIOGRAFO DEL P. ARNAIZ, ARZOBISPO DE VALLADOLID)

No son para V. desconocidas las dificultades y contrariedades que tuvo ésta fundación; el Padre no se dejó llevar de impresiones para realizarla; oró mucho pidiendo al Espíritu Santo que fecundizara la obra, si era de la mayor gloria de Dios y conocida su Divina Voluntad ya no había para aquel alma grande obstáculos ni dificultades que no creyera fáciles de vencer y muchas veces animando mi cobardía, solía  decirme: "Sea humilde y verá como todas esas preocupaciones desaparecen,
porque Cristo no hace sus obras a medias ni con medios sino con la plenitud de su Providencia.
¡Cuánta grandeza de Corazón, cuanto amor de Dios guardaba aquel alma que enamorada de Cristo muchas veces en la intimidad de su conversación dejaba escapar el celo que le consumía por la gloria de su Señor, que pegaba amor de Dios.

 

Cuando estábamos en la expectación del sitio que habíamos de escoger para edificar el convento, el padre bien sabía que ntro. señor, había pedido la fundación para reparar la iglesia de la merced, pero le gustaba que fuese bien conocida la divina voluntad, dejando a todos que discutiesen para que más claramente se viese la obra de Dios.


¡Esperaba la venida del Padre para ver las obras y determinar sobre el día y fiesta del traslado pero no me parecía que venía para despedirse y cuando le vi mi impresión fue grande, me dijo:  "Voy para Málaga acompañado y ésta tarde recibiré los Santos Sacramentos, después lo que Dios quiera, pues éste corazón se rinde.» Al oír esto, me acerqué a la ventana (que no teníamos en casa ni rejas ni tornos) y haciéndome fuerte pues yo no le quería impresionar le pregunté varias cosas y él con una serenidad y una alegría de santo contestome a todo y me dijo que ni por su enfermedad ni su muerte habla de quitársele solemnidad al traslado, que Cristo habla de ser glorificado y que él moriría contento viéndonos en nuestro conventito. Al punto me penetré que Nuestro Padre se moría y mi deseo fue llamar a las monjitas para que recibieran su ultima bendición, pero el Padre me lo impidió diciéndome que no había por qué alarmarlas que en mí las bendecía a todas. Entonces sin poder reprimir el corazón, lloraba como una niña y el Padre emocionado pero con una serenidad de Santo, besó el crucifijo que puso sobre mis manos haciendo que yo también lo besara y me dijo: -sea, hija generosa con Jesús si le cuesta el sufrimiento arriba el corazón, que si yo les falto Cristo no las abandonara y si son observantes desde el cielo pediré a Jesús que las proteja.»
¡Qué consuelos y fortaleza recibió mi espíritu con las últimas palabras que me dirigió las que aun no he dicho a nadie y que espero ver cumplidas para gloria del Divino Corazón.
-¿Será posible, (le decía yo) que también Nuestro Señor me pida éste sacrificio?
Y como era tan humilde, ésta fue su contestación: "Vamos hija, no pondere su sacrificio que poco vale lo que pierde."

 

CARTA DEL P. ARNAIZ A LA SRTA. CARMEN GARCIA QUE FUE LA PRIMERA NOVICIA RECIBIDA EN EL CARMELO DE RONDA Y LA QUE PUSO EL CAPITAL PRINCIPAL PARA LA REFORMA DE LA IGLESIA DE LA MERCED.
SE VE COMO EL P. ARNAIZ ESTABA EN TODOS LOS DETALLES DE LA PREPARACION DE LA CASA DE CALLE LAURIA 25 DONDE VIVIERON LA CARMELITAS HASTA TERMINARSE LA OBRA DE LA MERCED

        

18-Marzo- 1924

Srta. Carmen.
Ronda

Se me olvidaba hablarle del altar. No me parece conveniente tratar de comprar el de Reparadoras, porque no hace falta ni viene bien ahí aquel tenderete para el manifiesto. Sólo la mesa de altar nos vendría bien; pero pagarlo y trasladarlo será más costoso que si hacen Vds. ahí una mesa de altar que puede consistir en un tablero de dos metros de largo o algo más, por uno de ancho, sostenido por delante por cuatro columnas sencillas; dos gradillas a los lados y en el medio el sagrario. Si de ahí no se lo proporcionan, de los que tengo encargados pondríamos ahí uno sobre una peana, que luego se verá de qué altura ha de ser; se coloca, detrás del sagrario, una imagen muy buena del Sagrado Corazón de Mª Isabel que está en casa; tiene unos rayos dorados que le servirán de fondo y en la pared, a los lados, dos repisas para las imágenes de Nuestra Señora y la Sta. Madre. Esto me parece lo mejor y más económico. Cuanto llegue yo a casa, veré de arreglar el envío del Sagrado Corazón y los rayos. Si la dieran de las iglesias de Ronda una piedra sacra nos ahorraría de comprarla y de llevarla, que es engorroso por ser cosa pesada. Vea de empezar pronto lo del altar; que lo pinte ahí un pintor, como pueda, que después, ya el Señor  irá haciendo mejores cosas.

Adiós. Su Hno. en Cristo Jesús,

T. Arnáiz, S.J.

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