Iglesia de los Descalzos 1956

Iglesia de los Descalzos, año 1956.

Patrimonio destruido.

Entre los años 1.961 a 1.963, en pleno Concilio Vaticano II,, y como resultado del mismo se acomete la reforma estructural de muchas parroquias. Uno de los motivos es la decisión de celebrar la eucaristía de cara a la feligresía y no como hasta ese momento, donde el ara se encontraba en la parte inferior del retablo mayor. Por ese motivo y para dejar espacio suficiente entre el nuevo altar y el antiguo, este último será recortado, unas veces con acierto y otras haciendo un daño irreparable debido a la falta de profesionalidad del operario encargado de realizar este menester.
En otras ocasiones, haciendo gala de una ignorancia y una osadía absolutas, atendiendo a la reforma eclesial que promovía el Concilio, se pretenmdió modernizar la iglesia haciendo barbaridades como las que se realizaron en el templo de la actual parroquia de Sta. Cecilia. Entre ellas destacaremos, la destrucción del púlpito, la sustitución del pórtico del zaguán por uno de igual forma que el ubicado en la parroquia de Ntra. Sra. del Socorro, desluciendo así la entrada a este templo del siglo XVII (1.664), que además hubo de condenar un lado del baptisterio por la parte derecha de la iglesia y un altar por la parte izquierda, creando así un zaguán totalmente desproporcionado y carente de sentido artístico en un edificio de esta factura. Así mismo se acortó el ancho del coro, lo que hizo que tuvieran que eliminarse los restos del órgano que habían sobrevivido a la catástrofe de los años 1.936 a 1.939. En vez de reparar la escalera de piedra que daba acceso al camarín del altar mayor, se optó por condenarla.
Otro absurdo fue la de colocar en la base de la cúpula que se halla en el crucero, la fecha de finalización de las obras, datándose estas en el año 1.964; así que mas de un visitante forastero se quedaría atónito al ver la fecha y la comparase con el estilo del edificio.
Entre los años 1.998 a 2.000 se acometieron unas mas que necesarias obras de restauración y mantenimiento dado el lamentable estado en que se encontraba el edificio. Se eliminó la fecha antes citada, se restauró el altar mayor extrayendo de su superficie más de 3 kg. de clavos, se reemplazó la megafonía y la instalación eléctrica, se mejoró la iluminación, se reemplazó una campana rota a causa de la caída de un rayo años atrás, etc, etc...
Ya solo queda relatar la sorpresa que nos llevamos al intentar acceder a la cripta de este antiguo convento y nos encontramos con que el acceso a esta estaba colapsada por una cantidad inmensa de escombros fruto del "arreglito" de aquel párroco, que por aquellos años 60 del pasado siglo, confundió los "churros con las merinas", y arrojó los deshechos de la reforma del templo al susodicho lugar, prediciendo así lo que ocurrirá con la mayoría de las ideas que promulgó el Concilio Vaticano II.
Es curioso como el hombre intenta dejar su huella en lo que realiza, sin darse cuenta que todo, para bien o para mal, es efímero.
A día de hoy se a vuelto a instalar un portos de acceso semejante al que se destruyó en aquellos años, aunque irremisiblemente los otros elementos arquitectónicos que faltan, se han perdido para siempre. Ya sea por la dejadez de unos, o por la ignorancia de otros, muchos elementos pertenecientes a nuestro patrimonio cultural a desaparecido, y solo queda en la memoria de los que los conocieron, o en algún documento fotográfico de la época.

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