EL CERRO DE LAS SALINAS

 

El municipio de Arriate se encuentra enclavado dentro de la Comarca natural de la Serranía de Ronda.
Su extensión es de 8,32 kilómetros cuadrados.
El nombre de Arriate proviene del árabe “Arriadh” según Simonet, que significa los vergeles, “Ar-riah” según Rodrigo Amador de los Ríos que significa fragancia, y Asín Palacios deriva el nombre de Arriate de la palabra árabe los jardines, por el carácter predominantemente agrícola de la zona. Todos relacionados con la fertilidad del suelo.
Las primeras referencias históricas que aluden directamente al “lugar de Arriate” se remontan al año 1407, cuando el alcaide de Cañete la Real, Hernando Arias sorprendió a los árabes rondeños en una emboscada en las frondas del río Guadalcobacín (Junto al citado cerro) . Este suceso histórico será conocido como la “Batalla o Celada de Arriate o del Valle del Vergel.
Cuenta la leyenda, que los musulmanes que por allí pasaban transportaban grandes arcones repletos de los tesoros, fruto de los saqueos a los lugares a los que sometían tras una batalla, o bien como rescate por liberar a algún prisionero. La cuestión, es que se vieron de repente acosados por las tropas del alcaide de Cañete y viendo que estaban practicamente a merced del enemigo, que además les cortaba el paso a través del río Guadalcobacín, y entorpecidos sus movimientos por la carga que llevaban, decidieron algunos de ellos ascender por el cerro de las Salinas y buscar un lugar donde ocultar el tesoro para que no cayera en manos cristianas. Así lo hicieron, y además, antes de morir, muchos de ellos juraron defender hasta más allá de la muerte el botín que allí ocultaron.
Mucho tiempo después, en plena dominación napoleónica, algunos franceses escucharían en cualquier tasca la historia de lo que acontecería 400 años atrás en el Cerro de las Salinas, y conociendo de su fama de expoliadores, no tardaron entre ellos en formar un pequeño grupo dispuesto a encontrar el tesoro y quedarse con él sin que nadie se enterase. Así dispuestos se internaron en el monte. Pasaron varios días sin que se supiera nada de ellos, así que sus compañeros del batallón dieron la voz de alarma a sus mandos, quienes dispusieron lo necesario para localizar a los militares desaparecidos.
Y de esa forma, cuatro días después fueron localizados. Todos fueron hallados muertos, salvajemente asesinados. Lo primero que se pensó fue en que habían caído en manos de algún grupo de guerrilleros españoles, pero poco más dieron de sí las pesquisas ya que acosado por sus superiores, el capitán al mando de la investigación no tuvo más remedio que cerrar el caso,, aseverando en su informe que los soldados habían muerto en una escaramuza por rebeldes españoles. Aunque los rumores que decían que las heridas de los soldados fueron producidas por armas blancas, de hojas anchas y curvas, no tardó en expandirse por toda la población, dando pábulo a muchas historias, cada una más terrorifica y sobrenatural que la otra.
Detrás de cada leyenda hay una realidad, dejamos aquí que cada uno saque sus propias conclusiones...

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